Wednesday, August 6, 2008

Hace 14 años en la isla

1 y 25 de la tarde. Día de verano, con nubes y brisa. Sentado en un sillón del portal, miro la vida correr al otro lado de las reja. Un camión y otro. Un hombre vestido con pantalones de mujer. Unos niños que juegan con un balón. Dos señores, uno blanco y otro negro, que le piden permiso a una anciana para tomar unas rosas rojas de su descuidado jardín. Una muchacha rubia, con pulóver negro y gafas oscuras. Su aspecto fúnebre contrasta con la cadencia infantil de su hija que camina detrás de ella. ¿Será esto la vida? ¿Este ir y venir sin sentido? El anciano que saluda. El vecino que interrumpe. El perro que ladra y la nube que se rompe. Ir haciendo mientras se espera la muerte. La angustia de no tener y el aburrimiento de tener demasiado. El niño sin camisa que carga un saco que le tumba la espalda y la señora sudada que me observa curiosa. El claxon que suena agresivo en la caliente tranquilidad de la tarde. El repentino cambio de tiempo, la brisa que sopla más fuerte, los amigos que llegan e interrumpen. Y pensar. Y escribir cuando apenas se puede escribir o pensar. ¿Y la vida? La vida se vive con tiempo apenas y todo es tan fugaz que intentar entenderla no nos deja tiempo para vivirla.

Marianao, 28 de julio de 1994

2 comments:

Eufrates del Valle said...

Ahi mismo fue que se te ocurrio fabricar la balsa?

Tu texto me transporto a situaciones similares en otras epocas....

Ernesto G. said...

Qué interesante que Ud. se dio cuenta del mensaje subyacente de este escrito. Como ves en la fecha, esto fue unos dias antes del los sucesos del 5 de agosto y de la posterior furia "balseril". Sí, estuve tentado a montarme en una balsa. Unos amigos que sabían que yo hablaba inglés me pidieron que me fuera con ellos. Pero mi familia me convencio de que no lo hiciera. Un par de meses después de esto habríamos de recibir una carta de la oficina de intereses de Estados Unidos invitándonos to apply for a visa. Así llegué aquí.